EL EXTRANJERO
Collage por: Martha Helena Ocampo
Alejandra* tiene 32 años. Es católica y su devoción la llevó a un lugar inesperado. Su historia comienza cuando decide viajar a Polonia, donde se realizaría La Jornada Mundial de Jóvenes. Iba a conocer al Papa. Era el año 2016. Llega una ciudad llamada Radziechowy en el estado de Zywiec. Aunque va sola, en el viaje hay aproximadamente 50 colombianos más.
Cuando ella llega la reciben tres personas: dos hermanas y un hombre. Ellos son los que coordinan y los llevan a un salón comunitario. Allí a cada persona le asignan una familia que los recibirá en su estadía en Polonia. Alejandra va muy cargada con sus maletas y de repente el hombre que la recibió junto con las gemelas se le acerca y la saluda en español. Ella se sorprende porque él habla español y se deja ayudar.
Antes de empezar con la jornada, llevaban a los jóvenes a una pre jornada que consistía en conocer la cultura polaca. Les organizaban fiestas, comidas y bailes. Allí empezó todo. Alejandra notó que este hombre la buscaba constantemente. En las fiestas y comidas no se alejaba de ella.
“Yo no pensaba que le gustaba, yo solo estaba en mi cuento”
Hubo varias situaciones que quizá pudieron ser una bandera roja para Alejandra, pero como nos pasa a muchas, nosotras las pasamos por alto por varias razones. Como Alejandra porque no iba con una intención de conocer a alguien y envolverse románticamente o porque simplemente no les damos importancia.
Una de esas situaciones fue cuando Alejandra se separó del grupo en una caminata porque vio algo y se antojó de comprarlo. Al separarse, él se fue detrás de ella y le preguntó: “¿qué haces? Ella le explica y él dice que la va a acompañar porque no es bueno que se separe del grupo. Ella accede. Esto puede verse como un acto de cortesía y en muchas ocasiones sí puede ser así, sin embargo, Alejandra más adelante se daría cuenta de que él solo tenía sed de control.
Pasó todo el viaje y él trató de mostrarse muy cordial y amable con ella. Él trabajaba en una clínica de logo terapia, atendía niños con discapacidades y su relación con ellos era muy linda. Esto la hizo confiar. Cuando era hora de irse, él va a despedirla y le pide que se vean de nuevo.
Alejandra vuelve a Colombia después de haber recorrido Europa. Para este momento ella y él parecían una pareja. Aunque no se veían hablaban todos los días de manera romántica.
“Él sabía que a mi me gustaba mucho Cancún y un día me dijo que había una promoción para viajar allí en épocas de navidad. Él quería pasar navidad conmigo. Lo pensé mucho y finalmente compré mi tiquete”.
Para Alejandra esto era nuevo. Iba a ser su primer viaje con una pareja. Estaba emocionada e ilusionada. Tuvo que incluso insistirle a su jefe para poder tomar esas vacaciones. Él se puso muy feliz y empezaron a mirar qué planes harían en Cancún. En principio fue difícil, pues él quería ir a algunos lugares que ella no. A él no le gustaban las playas y ella sí, pero finalmente llegaron a un acuerdo.
"El resto del viaje ya no fui Alejandra, sino 'szczur' (rata en polaco)".
Llegó el día del viaje y por cosas que pasan en la vida se demoraron casi 5 horas en encontrarse. A Alejandra no le importaba pues estaba muy emocionada. Por otro lado, él estaba muy molesto porque llevaba mucho tiempo esperándola. Ella le explicaba que no era su culpa, sin embargo se molestó aun más cuando se dio cuenta de que el carro que había alquilado se lo entregarían solo hasta el día siguiente.
Fueron en busca de un hotel. Estaban muy cansados y él le decía que no iba a gastar mucho dinero en un hotel, pero a esa hora cualquier cosa para Alejandra valía la pena. Después de un rato encontraron un lugar. Él le entregó diferentes regalos que le había traído y se acostaron a dormir. Él a las 4:00 a.m. se despertó asustado, entró al baño y no volvió a salir.
Desde ese momento el viaje romántico se convirtió en pesadilla. Esa semana transcurrió lenta e igual. Todos los días él se despertaba en la noche se metía al baño, salía observaba fijamente a Alejandra mientras dormía. Luego la despertaba con golpes, no la dejaba comer con la excusa de que no le gustaba invertir en cosas capitalistas. Durante el día la trataba mal, a veces también la golpeaba y en las noches volvía a observarla e incluso le pegaba mientras dormía.
Le quitó su pasaporte y su dinero con la excusa de que estaba cuidándoselos. De vez en cuando la dejaba usar su tarjeta para comprar algunas cosas de comer. Cuando se quedó sin dinero le dijo que ella debía pagar todo. Era un hombre absolutamente calculador y tacaño. No la dejaba sola ni un segundo, ni quisiera para ir al baño. Ella en este punto ya estaba pensando en cómo escaparse.
“En un viaje que estábamos haciendo en carro hacia algún pueblo de México yo le dije voy a sacar mi pasaporte de tu maleta y él cogió la maleta me la rapó y me dijo “qué vas a hacer?” yo le contesté “necesito mi pasaporte”. Se armó una pelea en el carro y por no dejarme sacar mi pasaporte, me rompió unas pulseras, soltó el manubrio y casi nos estrellamos”.
Alejandra volvió a pedirle sus cosas y que la dejara en una estación de bus. La situación para ella ya era absurda.
“El me prometió que se iba a portar bien, porque vio que yo me quería ir. Me dijo que iba a cambiar”.
Alejandra intentó pedir ayuda muchas veces, a las recepcionistas de hostales y demás pero no le ponían atención, a pesar de que sus brazos y piernas estaban llenas de morados. Ella siempre trataba de conciliar con él, y como un gesto de cariño le cogía la nariz.
Por esos días, fueron a una plaza y había una iglesia, ella le pidió que le tomara una foto allí. Él la cogió de la nariz y la arrastró por toda la plaza.
“Me acuerdo que la gente me veía. Yo no entendía, yo decía ¿por qué me hace esto? Yo no te estoy haciendo nada malo. Él me decía tú tienes que conocer lo peor de mí para saber quien soy yo”.
Alejandra en un momento de distracción de él logró encontrar su pasaporte. Lo guardó como el tesoro más preciado. El día de su vuelo devuelta a Colombia él le dijo que se tenían que volver a ver en el 2017. Que en el viaje él la estaba probando y ella había aprobado. Ella le respondió que no quería volver a saber de él.
Alejandra buscó ayuda profesional y empezó a sanarse, pero en año nuevo él le escribe y le dice que se volverán a ver. Alejandra le pregunta: “¿Para ti es normal maltratar a las personas? Su respuesta fue lo último que ella supo de él. Lo bloqueó y hoy en día trabaja en este aprendizaje que le dio la vida.
“Ya sabes que yo con mis ojos puedo conquistar a cualquier mujer y todos a mí me creen”.
*El nombre fue cambiado por seguridad.